LA GALERÍA DE LOS RECUERDOS. CONSAGRACIÓN Y DESCONSTRUCCIÓN DE UN LIDERAZGO Y UNA TRADICIÓN POLÍTICA PERONISTA EN LA PROVINCIA DE MISIONES
Germán F. Soprano
Etnia Nº 44/45
Instituto Investigaciones Antropológicas de Olavarria (provincia de Buenos Aires)
Este trabajo tiene por objeto un análisis de las estrategias de consagración social de un liderazgo político (el de Julio Cesar Humada) y de una tradición política peronista (la línea interna Afirmación Peronista o el “humadismo”) en la provincia de Misiones, a través de un estudio del acervo de la “Galería de Recuerdos” de la sede del Partido Justicialista de Misiones1.
Julio Cesar Humada es un dirigente peronista misionero, nacido el 7 de febrero de 1936 en la localidad de Apóstoles (Misiones), hijo del médico apostoleño y dirigente peronista, Raúl Humada Ramella y de Adela Riego. Julio Cesar Humada realizó estudios de medicina en la Universidad de Buenos Aires y regresó a su ciudad natal para ejercer la profesión. El 11 de diciembre de 1972 participó como congresal en la asamblea partidaria; luego fue Ministro de Asuntos Sociales, Salud Pública y Educación durante los gobierno provinciales de Juan Manuel Irrazábal (25 de mayo al 30 de noviembre de 1973) y de Luis Ángel Ripoll (1 de diciembre de 1973 al 21 de enero de 1975).
En las elecciones partidarias del 14 de marzo de 1976 presentó una nueva línea interna, “Afirmación Peronista”, que compitió por la conducción del Partido contra la línea liderada por el gobernador justicialista y líder histórico del partido, Miguel Ángel Alterach; Afirmación Peronista se alzó con el triunfo, no obstante tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 -que dio comienzo al Proceso de Reorganización Nacional-, el Consejo Superior del Partido Justicialista –organismo nacional partidario resolvió suspender las elecciones del PJ-Misiones.
Posteriormente, en las elecciones internas de 1983 Humada volvió a imponerse sobre Alterach y retuvo la presidencia del Partido tras sucesivas elecciones hasta marzo del 2001. Entre 1987 y 1991 fue gobernador, y luego electo diputado provincial en 1991, presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, y nombrado senador nacional en 1995 por el período 1996-2001. En 1991 Humada convalidó la candidatura a gobernador de Federico Ramón Puerta, también dirigente de Afirmación Peronista, y desde su cargo de Presidente del Partido continuó gravitando en la elección de funcionarios públicos y decisiones políticas durante las dos gestiones de gobierno de Puerta (1991-1995 y 1995-1999).
Cualquier habitante de la provincia de Misiones reconoce que Julio Cesar Humada – también nombrado como “el doctor”, “el senador”- es el hombre que dominó la vida política partidaria del PJ durante las décadas de 1980 y 1990; durante esos años ha sido considerado por peronistas y no peronistas como “el caudillo peronista”, “el hombre fuerte del peronismo”, “un peronista histórico”. Las representaciones nativas sobre Humada permitirían definirlo como un líder carismático weberiano (Weber 1992).
Como veremos en este trabajo, el carisma que Humada detenta no resulta tanto de rasgos específicos de la “personalidad natural” del individuo -como pretenden algunos nativos, peronistas o no-, sino de la performance (Goffman 1971) que este pone en juego al representar un tipo de liderazgo “verticalista”, “firme”, con “capacidad para conducción” de “su gente” (en categorías sociológicas, esto es: un liderazgo jerárquico, autoritario y paternalista). Los nativos reconocen la génesis de ese tipo de liderazgo peronista en Juan Domingo Perón.
En opinión de dirigentes y militantes peronistas, cualquier “buen dirigente”, un “dirigente típico” del Partido Justicialista, debe poseer esas “virtudes de conductor” (en términos sociológicos: saber performar el liderazgo de Perón). De modo que, el carisma investido en Humada es expresión de un trabajo de construcción de la autoridad y sus atributos de mando; un trabajo en el cual intervienen el mismo Humada -personificando y dramatizando el liderazgo de Perón- y los dirigentes y militantes de Afirmación Peronista que se abocan a la tarea de consagrar -por diversos medios- la figura y trayectoria política de su líder. En el peronismo, los sentidos socialmente legítimos atribuidos a ese particular liderazgo se hallan inscritos en un substrato cultural que los nativos denominan “la tradición partidaria”.
La Galería de los Recuerdos fue creada en 1994 por iniciativa del presidente del PJ-Misiones –Julio Cesar Humada- y de un grupo de intelectuales locales del Partido pertenecientes a Afirmación Peronista, con el fin explícito de “preservar la memoria e historia del peronismo”. A través de un análisis de los objetos del acervo de la Galería –que comprende un museo, biblioteca y archivo documental, fílmico y sonoro- es posible comprender las estrategias de consagración social del liderazgo “humadista”, y reconstruir el universo material y simbólico significativo de la historia del peronismo en la perspectiva de la conducción partidaria de Julio Cesar Humada y de un grupo de intelectuales locales que lo secundaba –entre los que se cuentan dos profesoras, una abogada y un estudiante universitario de humanidades. Dicho universo material y simbólico reviste semejanzas con ideas y valores de comunidades peronistas de otras localidades y provincias de la Argentina. Esos tópicos refieren, fundamentalmente, a representaciones del “mito de los orígenes” del peronismo: la movilización del 17 de octubre de 1945, Juan Domingo Perón, Evita Perón, las conquistas sociales para los trabajadores de los primeros gobiernos peronistas, el voto de la mujer, entre otros. Estas semejanzas serán destacadas. No obstante, resulta un objetivo de este trabajo determinar cuál es la singularidad de los sentidos objetivados en esa memoria e historia producidas por la intervención de un dirigente y un grupo de intelectuales peronistas de Misiones, pertenecientes a una línea interna partidaria definida por los nativos como “provincial”, y que pretende inscribir la historia del peronismo “provincial” en la historia “nacional”2.
Así pues, a través de este estudio será posible comprender un proceso de construcción de “una” “memoria” e “historia” del peronismo en Misiones y en Argentina; “una” entre diversas corrientes de memoria e interpretaciones historiográficas sobre el peronismo producidas, apropiadas y/o puestas en circulación por intelectuales, dirigentes y militantes en distintas comunidades políticas, definidas por los nativos como “nacionales” y/o “provinciales”.
El relato sobre peronismo que se narra en la Galería pretende ser una “memoria fidedigna”, una “historia objetiva”, “verdadera”, “síntesis de la experiencia y los recuerdos de muchos compañeros”, tal como lo expresa el proyecto de creación del archivo y los testimonios de informantes. Un relato totalizador considerado “institucional” y “oficial”, “la verdadera historia”, enfrentada a la “versión” de la historia de los no peronistas que quieren impugnarla y contraria a la de los disidentes de la comunidad peronista que pretenden modificarla. Así, la reconstrucción de la historia “nacional” y “provincial” del peronismo que ofrece la Galería está cargada de “recuerdos” y de “olvidos” cuya significación está en disputa entre distintos agentes individuales y colectivos de la comunidad peronista misionera. Quienes construyeron la Galería de los Recuerdos procuraron presentar una interpretación legítima del peronismo. El museo, el archivo y la biblioteca se crearon con “el aporte realizado por la comunidad, que donó o prestó objetos destinados a evocar la memoria e historia del peronismo”, comprometiendo, de tal forma, a la comunidad peronista misionera en el emprendimiento. Al respecto, puede decirse que la construcción de una/s memoria/a por parte de un grupo social supone un proceso de significación del pasado a partir del cual se generan formas de identidades presentes y se proyectan acciones hacia el futuro. Sin embargo, contrariamente a las tentativa de los actores sociales que pretenden legitimar “una” memoria y “una” historia, ese proceso de significación es plural, producido por diversas categorías de individuos y colectividades, un verdadero campo de disputa por la clasificación legítima del mundo social.
Los alumnos y docentes de los establecimientos escolares, los militantes y dirigentes peronistas de la ciudad de Posadas y el interior provincial constituyeron el “público” de la Galería de los Recuerdos. Desde su creación en el año 1994 hasta el año 1999, la Galería se constituyó en un lugar de “visita” y “consulta” para aquellos que quisieran conocer la “memoria e historia del peronismo”, observar fotografías y otros objetos expresivos de esa historia, servirse de su biblioteca destinada al “estudio del peronismo, la realidad argentina y de Misiones”. Los objetos del acervo no sólo representan ante el público la génesis y desarrollo de la historia del peronismo en Argentina y de sus máximos líderes –Perón y Evita; también buscan insertar en esa tradición “nacional” a un dirigente “provincial”, presidente del PJ-Misiones entre 1983 y 1999, y líder de la línea interna Afirmación Peronista: Julio Cesar Humada. Por último, sostengo que si los intelectuales justicialistas misioneros pretendieron consagrar de una vez y para siempre una memoria y una historia del peronismo, contrariamente a sus intenciones, sus objetivos terminaron por enfrentarse al curso mismo de los acontecimientos y procesos de la historia política del peronismo provincial. Las elecciones partidarias internas de marzo de 1999 impusieron como candidatos a gobernador y vice por el PJ-Misiones la fórmula Carlos Rovira-Mercedes Oviedo, dirigentes de la novel línea interna “Unión para el Cambio” liderada por Federico Ramón Puerta. Este último –un empresario nacido en Apóstoles, gobernador entre 1991 y 1999- pertenecía a Afirmación Peronista desde 1983, pero en enero de 1999 decidió lanzar una línea interna propia para disputarle a Humada la dirección del Congreso Provincial Justicialista, la conducción del Partido y los espacios en las administraciones públicas provincial y municipales –esto es, la gestión de recursos materiales, dinero, cargos directivos y puestos de trabajo.
Puerta consiguió sumar a su línea interna a dirigentes y militantes procedentes de Afirmación Peronista y de otras líneas internas. Humada rotuló como “traidores” a quienes “se pasaron” a la línea política de Puerta. La ruptura entre Humada y Puerta dio origen a una dura batalla entre “humadistas” y “puertistas”, donde unos y otros intentaban destacar las diferencias “ideológicas” y “políticas” (según las expresiones nativas) que existían entre ambas líneas internas. Los puertistas se definieron como un “peronismo renovado”, “moderno y joven”, “abierto a la participación”; mientras que el humadismo era, en su opinión, la “ortodoxia”, el “caudillismo caduco”, el “autoritarismo”. En tanto que, los humadistas se definían como el “peronismo de Perón y Evita”, de la “justicia social”, los “auténticos peronistas”, los “peronistas históricos que padecieron cárcel y persecución”; en vez, los puertistas eran “menemistas”, “neoliberales”, “no son peronistas”, “empresarios de la política”.
El 7 de marzo de 1999, tras una reñida elección interna, Afirmación Peronista resultó derrotada en su estrategia por imponer a Julio Cesar Humada como candidato a gobernador en las elecciones de septiembre de ese año; mermado su caudal de dirigentes, militantes, recursos materiales e inserción en el aparato estatal, sindicatos y organizaciones no gubernamentales, el “humadismo” perdía una larga hegemonía en el peronismo misionero, asegurada desde 1983. Estos acontecimientos terminaron por imprimirse en el espacio de la Galería de los Recuerdos. En síntesis, este trabajo constituye un relato sobre el apogeo público y decadencia de la Galería de los Recuerdos, conforme al derrotero seguido por la trayectoria política de Julio Cesar Humada y Afirmación Peronista.
La Galería de los Recuerdos y la invención de una tradición
La Galería de los Recuerdos es un archivo y museo de la “memoria” y la “historia” del peronismo. ¿Cuál es la significación nativa de estas dos categorías”? “Memoria” es una categoría que aparece asociada a los “recuerdos” de la comunidad política peronista. Esos recuerdos se objetivan en la forma de objetos materiales que evocan ciertos sentidos –un carnet de afiliación de la década de 1940, una fotografía, una botella de sidra distribuida por la Fundación Eva Perón para las fiestas de Navidad o bien “testimonios orales” o “visuales” recogidos por los intelectuales que construyeron la Galería. Esos objetos y esas voces “nos hablan de la historia del peronismo por boca de sus protagonistas” -observaba un informante. Asimismo, la categoría “historia” está asociada en la perspectiva nativa a dos significados inscriptos en los relatos narrados en la Galería a través de imágenes, escritos y voces. Por un lado, “historia” remite aquello que la historiografía denomina como proceso histórico o historia como materia de un conocimiento; por otro lado, “historia” son las interpretaciones que sobre ese proceso construye la historiografía –la “historia” como conocimiento de una materia.
Por tanto, la categoría “historia” alude en las narraciones de la Galería de los Recuerdos a “acontecimientos” y “personajes”, pero también a interpretaciones o “versiones de la historia”.
La producción/reproducción activa en el presente de la memoria de un colectivo social o de un individuo, conlleva un proceso de significación del pasado que genera formas de identidades presentes y orienta acciones hacia el futuro. Ese proceso de significación es diverso, producido por distintas categorías de individuos y colectividades, un verdadero campo de disputa por la clasificación del mundo social. Desde una perspectiva que se reconoce tributaria de los trabajos de Halbwachs (1990), Nora (1989) y Hobsbawm (1993), sostengo que la “invención” y “consagración” de una memoria del peronismo misionero se construye determinada y en diálogo con corrientes de memoria que los nativos definen como “nacionales”, es decir memorias sobre el peronismo y su historia construidas a partir de experiencias sociales extra-locales como el “17 de octubre de 1945”, hecho histórico y acontecimiento mítico fundacional del peronismo que tuvo por escenario la ciudad de Buenos Aires (Neiburg 1992)3.
Aquí no debemos pasar por alto una observación. Con frecuencia, los peronistas misioneros definen como “nacionales” a aquellos acontecimientos ocurridos en la ciudad de Buenos Aires, capital federal de la Argentina. Desde la constitución del Estado nacional argentino, en la segunda mitad del siglo XIX, la “ciudad puerto” -Buenos Aires ha sido representada como símbolo supremo de la nacionalidad, tanto en su dimensión política, económico-social y cultural. En la ciudad de Buenos Aires, lo local –es decir, lo “porteño”- se superpone o, mejor aún, termina por encarnarse el sentido de lo nacional.
Los habitantes de las provincias históricamente han cuestionado y confrontado esa hegemonía política, económica y cultural porteña que pretende imponer los sus intereses particulares como los del conjunto de la Nación; y, sin embargo, los “provincianos” también tienden a representarse a Buenos Aires como paradigma esencial de la nacionalidad ante ciertas circunstancia y determinados interlocutores4. De modo tal, el 17 de octubre de 1945 es representado por los peronistas misioneros como un acontecimiento esencial de la “historia nacional del peronismo”. La
consagración de la trayectoria política de Julio Cesar Humada debió ser inscripta -por los intelectuales del Partido que construyeron la Galería de los Recuerdos- al interior de corrientes de memoria y relatos históricos que interpelan e interpretan la “historia del peronismo misionero” en la “historia del peronismo nacional”. De igual forma, la “invención” de una tradición peronista “provincial” como Afirmación Peronista o “el humadismo” se la exhibe como “heredera del auténtico peronismo de Perón y Evita”.
Un estudio de las “prácticas de historización” (Guber 1994) que producen los “historiadores legos” y “profesionales” al reconstruir el pasado resulta fundamental para un análisis de la producción histórica escrita existente en la Galería de los Recuerdos, pero también para comprender la significación de la exposición de su museo y archivo documental escrito, fílmico y sonoro sobre la “memoria e historia del peronismo”, pues, la historicidad se encuentra también objetivada en otros “lugares de la memoria” (Nora 1989) como piezas de museos, monumentos, edificios, ceremonias, nombres e incluso inscripta en los cuerpos mismos de los actores sociales5. Los “intelectuales” –definidos en un sentido amplio como “productores de cultura” (Verdery 1991)- que produjeron la Galería de los Recuerdos deben contarse como parte de esta cohorte de “historiadores legos”: abogados, profesores, estudiantes, descendientes de protagonistas y antagonistas. Vale decir, son simultáneamente sujetos históricos y analistas de los procesos en los que participan.
Nuestro estudio de la Galería de los Recuerdos tiene por objeto analizar las condiciones sociales de producción de las interpretaciones objetivadas en su acervo, antes que su crítica interna, pues desde el punto de vista antropológico esos relatos sobre la memoria y la historia del peronismo pueden ser considerados como “teorías sociales nativas”, ante las cuales es dado investigar el efecto que las mismas producen sobre el mundo social que intentan explicar.
Muy bueno el trabajo, estoy buscando información sobre un Diputado Nacional por Misiones, Dr.Anibal Iturrieta, quién luego integraría el Grupo de los Ocho, que se le plantan a PEron en 1973. Gracias.
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También a mí me trae recuerdos. Años ’72-73, en esa campaña extraordinaria, cuando el MID y el Justicialismo se unieron en el FREJULI, me quedó grabado «Todos al frente, y el frente con todos, todos al frente y al frente con Perón. Vote por Cámpora y Solano Lima, para la paz y la liberación»….
Desde entonces el Doctorazo no paró. Su entereza y convicciones se pusieron a prueba cuando le tocó asumir sus distintas funciones, siempre con ideales y no me olvido cuando dijo sobre todo «lealtad».
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