Debate sobre «etnia» y «nación» en Bolivia

Jorge Echazu Alvarado (Bolpress)
En el periódico «La Razón» del domingo 4 de enero de 2009, se ha publicado un artículo sobre las 36 naciones indígenas que existen en el territorio boliviano y que se encuentran consignadas en el texto del Proyecto de Nueva Constitución Política del Estado. Según los antropólogos Wigberto Rivero (Vice-ministro de Bánzer) y Milton Eizaguirre la «tesis» nacional carecería de base «académica».
Estos dos antropólogos prefieren, decididamente, que en lugar de hablar de naciones o nacionalidades, debe hablarse de «etnias» y que el número de estas «etnias» no es el que aparece en el proyecto de NCP del Estado, porque algunas de ellas han desaparecido y otras incluso han migrado a países vecinos.

Continúan los antropólogos introduciéndose en el problema teórico de la conceptualización de la NACION y para ello citan un diccionario común y corriente que tiene estas dos empíricas definiciones del «término» nación:

1) la Nación «es el conjunto de habitantes de un país regido por un mismo gobierno» y,

2) la Nación «es el conjunto de personas de un mismo origen étnico y que generalmente hablan el mismo idioma y tienen una tradición en común».

Efectivamente, estas dos definiciones no tocan ni remotamente un verdadero concepto científico del fenómeno nacionalitario. Para empezar, no se trata de ningún «conjunto de personas», es este un empirismo inaceptable. Se sigue y se dice «en un país» lo cual corresponde al elemento territorio de toda nación. La segunda definición un poco mejorada ya nos habla de un mismo origen, pero añade «étnico» que hace relación con la raza y el racismo. Efectivamente la nación tiene como elemento fundante el idioma o la lengua, así como las tradiciones comunes que forman parte de la matriz subjetiva o cultural de toda nación.

La sociología clásica y formal considera que toda «sociedad» es la simple suma de individuos donde las relaciones del «ego» con el «alter», constituyen la esencia de la ciencia sociológica. Del mismo modo, la nación desde el ángulo antropológico es una suma de habitantes y de personas. No hay ni siquiera la idea de las conformaciones sociales.

Empero, yendo a lo esencial y para iniciar el tratamiento serio del concepto de nación, intentamos una conceptualización completa:

LA NACION ES UNA FORMACION HISTORICA MILENARIA QUE ESTA CONSTITUIDA POR UNA MATRIZ SUBJETIVA Y CULTURAL QUE COMPRENDE EL IDIOMA O LA LENGUA, LOS USOS, LAS COSTUMBRES, LA TRADICION, LA MITOLOGÍA, LA RELIGIÓN Y LA PSICOLOGIA COMUN; UNA SEGUNDA MATRIZ OBJETIVA QUE COMPRENDE LA POBLACIÓN (EL PUEBLO) Y EL TERRITORIO (EL HABITAT) Y FINALMENTE UNA TERCERA MATRIZ QUE CORRESPONDE A LAS NACIONES MÁS EVOLUCIONADAS, LA MATRIZ POLITICA Y ECONOMICA, CARACTERISTICA DE LAS NACIONES MODERNAS, EL ESTADO NACIONAL DEL CAPITALISMO.

ESTAS FORMACIONES HISTORICAS MILENARIAS, TIENDEN INDEFECTIBLEMENTE A LA AUTODETERMINACIÓN QUE CONVIERTE A LA «NACIÓN EN SI» EN UNA «NACIÓN PARA SI».

LA IDENTIDAD ES LA CONCIENCIA INDIVIDUAL O COLECTIVA DE PERTENENCIA A UNA COMUNIDAD NACIONAL DETERMINADA.

Una vez conceptualizado el fenómeno nacional tenemos la base para el tratamiento correcto de esta problemática en el caso boliviano, maltratada esta cuestión por los «antropólogos académicos».

Efectivamente, las 36 o más o menos naciones y nacionalidades, no es una cuestión de importancia, lo que importa realmente es que el nuevo Estado ya no es simplemente NACIONAL, es decir uni-nacional (los mestizos y criollos), sino un Estado MULTINACIONAL, con naciones y nacionalidades que se incorporan en la estructura misma del nuevo Estado y no solamente como «etnias» o «culturas» o «folklore», sino formando parte de todas las instancias del Estado incluyente. Es, pues éste, el problema fundamental.

Hasta ahora, la concepción «pluri-multi» de la actual CPE, únicamente tocaba el aspecto cultural de las naciones indígenas originarias: el culturalismo. Ahora se trata de una incorporación POLITICA de estas naciones en el nuevo Estado.

Los académicos, a continuación, sostienen al unísono que el «término» nación «está más asociado a las relaciones con el Estado, que con la estructura del grupo del que se habla» y que el «termino» más correcto y que debería haberse introducido en el proyecto de Constitución, es el de grupo étnico, ya que, como en el caso de los aymaras, una nación tiene varios componentes históricos, culturales y sociales y la lengua no es algo definitorio, como lo que sucede con los que hablan castellano. Cita Eizaguirre a los aymaras que si bien hablan la misma lengua, vienen de 12 reinos con diferentes tradiciones lógicas y visiones».

Cómo no rebatir semejantes desatinos científicos en la boca de dos académicos antropológicos.

1. El término nación está más asociado a las relaciones con el Estado. Esta idea es la comprobación de la desorientación más completa de los «antropólogos». La Nación, cualquier nación, como formación histórica milenaria es muy anterior a todo Estado y como su nombre etimológicamente lo señala viene del vocablo «nacimiento». El Estado surge, entonces, cuando las naciones se han desarrollado y han sustituido la autoridad parental con la autoridad clánica o gentilicia. ¡He ahí el origen del Estado! La nación ha existido siempre y en todas partes, antes que el Estado y lo ha creado en el curso de la historia. Por tanto hablar de que la nación sólo tiene que ver en sus relaciones con el Estado es toda una aberración teórica.

2.Debería introducirse en el proyecto de Constitución, el término de grupo étnico. Otra vez la etnia antropológica. Cuando los antropólogos intentan introducirse en los ámbitos de la ciencia política hacen el completo ridículo. La Antropología es una falsa ciencia que ha sido creada por el colonialismo británico y sus fundadores todos ellos señores colonialistas que estudiaban a los pueblos oprimidos como se estudia a los monos de la selva. Los Malinovski en las islas Trobriand, los Radcliffe Brown, los Evans-Pritchard, con los Nuer de Birmania, los Firth entre los Tikopia, etc, etc, nos están mostrando cual es el carácter de esta pseudociencia que está construida para estudiar a los «salvajes» como primitivos, pero no como colonizados, mientras la sociología es la ciencia que estudia a los pueblos «civilizados», pero no como colonizadores. ¡Nada de «etnias»!, se trata en Bolivia de naciones y nacionalidades originarias e indígenas que han proclamado claramente su autodeterminación de crear un gran Estado Multinacional de Nueva Democracia.

3. La lengua o el idioma no es algo definitorio. ¡Qué declaración más ignara! El idioma, la lengua es la contribución más alta de todas las naciones y pueblos a la cultura universal. Por ello la comunicación articulada es el inicio de la verdadera humanidad que nace de los tiempos olvidados de las hordas animalizadas. La importancia de salvar todos los idiomas, sobre todo los que están en vías de extinción, salvar las lenguas, como lo plantean las NN.UU., es rescatar una parte de la cultura de la humanidad. El idioma y la lengua constituyen el corazón de la matriz fundamental del concepto de NACION. Sin el idioma que caracteriza a las naciones desde su nacimiento, no habría cultura alguna.. Ahora bien, existen idiomas nacionales, como los europeos, el inglés, el español, el francés, el alemán, que fueron impuestos a los pueblos coloniales por la violencia y con la pretensión de hacer desaparecer los idiomas nativos. Ese delito de Lesa Humanidad se denomina culturicidio.

4. Los aymaras que si bien hablan la misma lengua, provienen de 12 diferentes reinos. Otra afirmación que denota el poco conocimiento de la gran cultura aymara. ¿Qué es para los «académicos», un reino? Para nosotros absolutamente nada. La nación aymara, como gran nación milenaria tiene por lo menos 4000 años de existencia si la vinculamos con su predecesora la gran cultura tiwanacota. Como formación social está gran nación llegó a constituir un Estado expansionista que llegó hasta las costas del Atlántico, las selvas amazónicas y muy entrado el territorio actualmente peruano. Estaba constituido este Imperio andino por comunidades aldeanas autosuficientes que conocemos con el nombre genérico de Ayllus, en todo el corazón de la altiplanicie andina, así tenemos a las comunidades del Kollasuyu como los Pacajes, los Karankas, los Lupacas, los Kollas, los Omasuyus, los más importantes, todos después dominados por el gran Imperio del Tawantinsuyu de carácter incaico y quechua. Todos estos llamados «señoríos» aymaras (también incorrectamente) forman parte de la nación Aymara y no son ridículos «reinos» diferentes.

5. También los antropólogos nos hablan de que algunos grupos son migrantes y que viven en las fronteras de Bolivia con el Perú. Evidentemente, algunas nacionalidades que no han desarrollado todavía la agricultura mayor, la cerealicultura (agricultura de los cereales) y desarrollan la recolección, la pesca y la caza, así como la horticultura (agricultura de hortalizas), viven en las zonas fronterizas de Bolivia con el Perú y el Brasil, así como la gran nación quechua que se extiende por el sur de Colombia, el Ecuador, el Perú, Bolivia, el norte argentino y la gran nación aymara que se extiende por el Perú, Bolivia y Chile. ¿Cuál la diferencia? Simplemente la comprobación del hecho colonial que dividió y separó a las naciones originarias, incorporando sus parcelas en los diferentes estados nacionales republicanos caprichosamente y solamente para garantizar sus propios intereses. Tenemos el ejemplo de la nacionalidad Yaminahua que habita el confín de la Patria, allá por Bolpebra en el departamento de Pando y que está constituida en Bolivia por unas cuantas familias, sin embargo en el Estado del Acre, República del Brazil que fue territorio boliviano antes de la guerra del Acre, los Yaminahua son muchos miles de integrantes poblando todas las márgenes del Río Jordán del Acre. (*)

6. Para rebatir las tesis cosmopolitas de los antropólogos, nos referimos al problema de la asimilación de unas naciones por otras y a su extinción Como todo fenómeno natural una Nación nace, se desarrolla, llega a su más alta expresión, decae y muere en el curso de la historia, también ocurre la asimilación y la extinción violenta por la agresión de otras naciones. En el mundo moderno cuando se trata de defender el derecho de todas las naciones a la autodeterminación, a una vida independiente, soberana, al margen de su magnitud, los Estados Multinacionales precisamente son los únicos que pueden garantizar esa política que salvaguarde los derechos fundamentales de los pueblos pequeños y grandes oprimidos por el imperialismo, el colonialismo, el fascismo y el racismo. Felizmente, el actual proceso de cambio que vivimos en Bolivia tiene muy clara está situación y es raro que un funcionario del Museo de Etnología y Folklore, nos venga con las ideas del etnicismo antropológico. Las culturas de las naciones originarias e indígenas tienen que ser protegidas y esa protección solamente puede darse con su participación en el Estado mismo.

7. Finalmente se dice que estos llamados «grupos étnicos» tienden a reducirse. Efectivamente, con la política del etnocidio implementada por el capitalismo y el imperialismo no solamente que estas naciones así llamadas por nosotros, tienden a reducirse naturalmente sino que pretenden ser aniquiladas físicamente. Eso ocurre, por ejemplo actualmente en Palestina donde los judíos sionistas, pretenden hacer desaparecer fìsicamente a la Nación Palestina. En nuestra Bolivia, actualmente, esas naciones antes oprimidas tienden a re-estructurarse, a rescatar sus valores ancestrales, sus viejas costumbres y sus idiomas olvidados, sus mitologías maravillosas, sus cuentos, su música, sus danzas, en una palabra su cultura tantos años estrangulada. Así las actuales naciones aymara, quechua, guaraní, etc., tienen ministros, tienen parlamentarios, tienen constituyentes, tienen alcaldes, tienen concejales y embajadores con el asombro, la ira contenida y el despecho de los «antropólogos» y los fascistas bolivianos que prefieren tratarlos como monos de la selva. Y muy pronto tendremos en la Asamblea Plurinacional a los representantes, así sea individuales, de las principales naciones y nacionalidades originarias que habitan este territorio que fue su habitat milenario.

(*) «Kaxinawá do Rio Jordao». História, Território, Economia e Desenvolvimento Sustentado. Txai Terri Valle de Aquino. Marcelo Piedrafita Iglesias. Río Branco-Acre.

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