GLOBALIZACIÓN Y CRISIS EN EL CAMPO ARGENTINO: TRUEQUE EN UN POBLADO BONAERENSE

Hugo Ratier y Leandro Etchichury

Ponencia presentada en el congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural, Porto Alegre 2002 (Brasil)

Aproximación metodológica
Esta ponencia se basa en trabajo de campo relativamente prolongado (15 días) a cargo de equipos que incluyen a profesionales y estudiantes avanzados de antropología de las universidades de Buenos Aires y Nacional del Centro de la Provincia del mismo nombre. Fue posible gracias a un subsidio UBACyT de la primera universidad . La redacción del trabajo se basa en las cuidadosas etnografías llevadas a cabo por Eugenia del Campo, Pablo Cardoso, Laura Díaz Galán, Carolina Diez Brodd, Verónica Liljesthröm y Mario Rodríguez (V. al respecto Iriberry 2001).

Argentina en crisis
El caso argentino ha ganado las primeras planas de la prensa mundial sacudiendo a la región y contagiando sus efectos a los países hermanos. La imposibilidad de pagar la deuda externa, los efectos deletéreos de una política económica ortodoxamente neoliberal, la fuga de ahorros del sistema bancario y el “remedio” de impedir la quiebra de los bancos inhibiendo el retiro de fondos por parte de los ahorristas (“corralito”) generaron una explosiva situación. Gigantescas movilizaciones populares forzaron la renuncia, primero, de Domingo Cavallo, ministro de Economía impulsor de esas políticas y luego la del propio presidente de la República, Dr. Fernando De la Rua. Tras una sucesión de presidentes efímeros, asumió como mandatario provisional el Dr. Eduardo Duhalde, justicialista y perdedor en la elección anterior. Su fugaz antecesor, Adolfo Rodríguez Saa proclamó el default de la deuda externa y se eliminó la paridad monetaria con el dólar, dando fin a diez años de convertibilidad.
El nuevo gobierno debe enfrentar una situación económica muy difícil con la industria nacional destruida, las riquezas del país y los servicios públicos en manos del capital extranjero y una enorme presión del capital financiero internacional. El Fondo Monetario Internacional y otros organismos fiscalizadores manifiestan desconfianza hacia las políticas económicas implementadas y amenazan con otras medidas de ajuste. En lo regional se intenta instalar el ALCA, zona de libre comercio continental liderada por los Estados Unidos, en perjuicio del Mercosur que nuclea a Brasil, Uruguay, Paraguay y la Argentina, con participación de Bolivia y Chile.
La Argentina asiste hoy a fenómenos que eran impensables en una nación con mística de progreso, granero del mundo, gran productora de alimentos. Quebrado el aparato productivo la situación social se precipitó. En mayo de 2002 la tasa de desempleo alcanzaba el 21,5%, la de subempleo demandante 12,7% y la no demandante 5,9%. (Fuente: INDEC, http://www.indec.mecon.gov.ar). En cuanto a la pobreza, cifras de mayo apuntan a un 53% de población pobre, y un 25% bajo la línea de indigencia. Regionalmente el porcentaje varía entre un mínimo de 20% para la ciudad de Buenos Aires y un máximo de 80% para Formosa. (Página 12, 22 agosto 2002. Fuente: INDEC).
Ello se traduce en un vuelco hacia ocupaciones marginales como el reciclaje de residuos (los cartoneros) que ocupan a familias enteras en todas las ciudades del país. Miles de personas recorren las calles revisando las bolsas de basura en busca de material aprovechable, dado que el precio de cartones, latas y botellas ha subido al caer la paridad cambiaria y hacerse imposible la importación, como antes.
Los desocupados se encuentran organizados en agrupaciones de los denominados piqueteros, cuyo elemento de protesta más frecuente es el corte de rutas. Consiguieron participar en la distribución de paliativos laborales (Planes Trabajar y Jefes y Jefas de Hogar) antes en manos de la dirigencia política y sus punteros. Ponen en marcha actividades productivas y asistenciales como la preparación de alimentos para los múltiples comedores que funcionan en escuelas y otros establecimientos, las panaderías, las bloqueras que fabrican ladrillos para la construcción, etc.
La gente de clase media se agrupa en asambleas barriales, en un principio para enfrentar las restricciones bancarias, luego volcándose hacia todo tipo de problemas. Todo esto genera una gran comunicación a nivel horizontal, formas democráticas de funcionamiento y una extrema desconfianza hacia la política formal, rechazo a los partidos, a legisladores y gobernantes, expresada por el lema que se vayan todos.
Entre los recursos que proliferan en estos días está el llamado trueque, forma de intercambio de crecimiento inusitado que se ha expandido por todo el país. A esa sistemática y a su reflejo en pequeñas localidades rurales queremos referirnos en este artículo.
Esta dramática situación que incluye desnutrición y hambre en medidas nunca vistas repercute en el campo, incluyendo a la región pampeana y a sus pequeñas poblaciones.

El campo hoy
Teóricamente la nueva paridad cambiaria favorece a los productores agropecuarios. No obstante, esto debe relativizaese según las clases sociales implicadas. La devaluación, se afirma, provocó una gigantesca transferencia de ingresos al campo que triplicó sus ganancias. Eso pese a las retenciones aplicadas a las exportaciones, fuertemente resistida por los productores. Los cuatro principales granos: soja, maíz, trigo y girasol triplicaron su precio y también la carne –superada la amenaza de aftosa— alcanzó mejor precio y accedió a mercados antes cerrados (Suplemento Cash, Página 12, 11 de agosto 2002).
Ese clima general se ve atemperado. Si bien los lácteos, en general, repuntaron con un buen ritmo exportador, disminuyó en un 8% la cantidad de tambos y cayó el 5% de la producción diaria de leche, lo que hace prever una baja del 7% respecto al año pasado. El precio de la leche, mantenido muy bajo por las usinas procesadoras, dio lugar a movimientos que llevaron a tirar la leche, algo chocante en un panorama de hambre como el que se vive. Si bien algo se consiguió en cuanto a precio los valores son bajos y muchos productores se pasaron a la soja (Garzón, 2002:7). Veremos más adelante una consecuencia de esta situación en la venta directa del producto.
El campo pagó el costo de la globalización, padeció éxodo demográfico, sufrió la llamada flexibilización laboral, en verdad precarización, y debió apelar a todo tipo de recursos para enfrentar la crisis. Las carencias en las ciudades han cortado la salida migratoria, otrora manejada como salida definitiva de la esfera rural, o bien como estrategia familiar para permitir continuar con la explotación.
El acceso a la tierra para vastas mayorías es imposible. En cambio llegaron al país las llamadas megaempresas, grandes inversionistas como Soros o Beneton o figuras públicas del show-bussiness estadounidense atraídos por los precios accesibles, como Silvester Stallone o Jane Fonda. El capitalismo se apodera de rubros antes en manos de productores pequeños o medianos, por ejemplo el algodón o la caña de azúcar, e inauguran plantaciones de dimensiones desmesuradas para los usos locales.

La crisis en los pueblos
El pueblo en el que trabajamos tiene entre 200 y 300 habitantes, según los censos. Está enclavado en una zona dedicada a la ganadería de cría, con escasa agricultura en algunas localidades cercanas. La desocupación golpea fuerte dada la disminución en el requerimiento de mano de obra por los establecimientos pecuarios, que tradicionalmente no necesitan demasiada. Hubo compra de campos por grandes empresas que adquieren sus insumos fuera de la región y ocupan muy poca gente. Una de ellas perteneció a la firma Bunge y Born. Hoy el titular es Born y su estancia alcanza a 13.000 has.
El empleo fijo es una rareza y la gente vive de changas, es decir trabajo eventual. Dadas las dimensiones de la localidad el empleo público todavía es importante, si bien el plantel de la Delegación Municipal se redujo de ocho a cuatro empleados. El Plan Jefas y Jefes de Hogar habría de beneficiar a seis personas. Cinco trabajan todavía en el ferrocarril —reducido al tráfico de carga— luego de momentos de incertidumbre ante la amenaza de trasladar a la cuadrilla ferroviaria.
Durante un tiempo estuvo cerrada la casa de remates de hacienda tradicional de la localidad, pero fue reemplazada por otra firma. Eso asegura trabajo a una decena de personas encargadas de manejar el ganado en los días de venta, cuando el pueblo se anima con la llegada de compradores. Hasta ese tráfico se ve perjudicado, sin embargo, por sistemas comerciales menos formales, transacciones arregladas por teléfono o radio, concretadas por camiones que cargan y llevan animales a toda hora. Se habla de maniobras irregulares por parte de los propietarios de esos vehículos, integrantes de la élite local. De hecho, disminuyeron las ventas en el tradicional circuito de las ferias.
La vida pública del pueblo, el ritual cívico, se ha reducido de año en año. Hay una fiesta instaurada por el Delegado Municipal bautizada con el que se quiere sea el lema del pueblo: AGUIRRE CRECE (V. Ratier 2000). Su razón de ser es mostrar la vocación de progreso de la localidad, exhibir indicadores de su crecimiento. El primer año se inauguró un barrio de viviendas, con presencia del Gobernador de la Provincia. En el siguiente se puso en marcha un tambo para fabricar queso, que terminó fracasando. Después se entregó una sola vivienda con destino al médico del pueblo. En la última oportunidad el festejo se redujo a la imposición de nombres a las calles con las correspondientes placas metálicas esquineras.
Aguirre pone en práctica todos los recursos de que dispone para sobrevivir. Las mujeres cocinan y venden el producto a sus vecinos. Los hombres las ayudan a vender. Cuando se lanzó la campaña anti-aftosa hubo trabajo para los vacunadores por dos o tres días. La paga era escasa, pero incluía la comida diaria, retribución apreciada en estos tiempos.
Existe un buen nivel de servicios de salud y educación. Tras algunos episodios poco claros, la atención médica se ha normalizado y la localidad es centro de una red que sirve a parajes vecinos. Entregan en forma gratuita remedios fabricados por el Hospital de Olavarría, cabeza de partido . Se brindan todos los niveles de enseñanza no universitaria, incluso el secundario obligatorio, lo que asegura al pueblo un contingente bastante nutrido de jóvenes. Los que completan el ciclo, sin embargo, tienen dificultades para continuar estudiando o ingresar al mundo laboral.
Falta o escasez de trabajo, baja remuneración y angustia familiar han generado un vuelco en las actividades productivas aguirrenses. Parte de la población, en particular los jóvenes, se dedica a la caza de animales silvestres con diversos propósitos. La coyuntura económica es favorable para productos de exportación y uno de ellos es la liebre (lepus europeus), cuya carne desde antiguo es procesada en un frigorífico y enviada a Alemania. El precio por animal se triplicó y hay muchos acopiadores que la compran. Otro tanto sucedió con la llamada nutria (coipo, myocastor coypus) cuyo cuero también se revalorizó. Al aumentar el precio del principal producto local, la carne, tanto vacuna como ovina, la gente busca sustitutos silvestres, y así pasa a consumir mulitas (dasypus septemcinctus), especie en peligro de extinción. Aparecen en las cocinas milanesas de chajá (chauna torquata), ave poco palatable, o hamburguesas de“avestruz” o ñandú (rhea americana).
Los pobres urbanos y rurales apelan a recursos paralelos: invaden espacios públicos o se aventuran en los privados en busca de sustento, apoderándose de lo que consideran res nullius. En un caso son los desechos amontonados en las calles. En el otro, los animales silvestres, sin dueño, del campo.
Según los aguirrenses la crisis ha llevado al pueblo a gente de ciudades, como Olavarría. En verdad contabilizamos pocos casos. Se afirma que la vida en el campo sería más fácil y barata, y entre los recursos diferenciales favorables estaría la disponibilidad de animales silvestres.
La presencia de camionetas con reflectores que conducen a los cazadores de liebres es cuestionada por la población que los considera sospechosos. Se dice que cortan los alambres, penetran ilegalmente en los campos, y aún que practican el cuatrerismo.
En medio de esa explotación exhaustiva del medio provocada por la crisis, aparece hoy un nuevo recurso social.

El trueque y su auge
Instancia superadora del deshumanizado mercado capitalista, en pos de la recuperación de valores sociales solidarios en la economía y, por lo tanto, en oposición al concepto de maximización de utilidades; o retroceso a formas más elementales de operaciones económicas, estrechamente vinculadas al violento proceso de desarticulación social, político y económico que vive la Argentina, estos pueden ser, en forma extremadamente resumida, los dos extremos de un espectro creciente de análisis, elaborados a partir del veloz crecimiento de los clubes de trueque, a lo largo del país. Según los últimos informes disponibles el fenómeno alcanza a 5000 clubes que comprometen la participación de más de dos millones y medio de personas; colocando a la Argentina a la cabeza mundial en la reorganización de esta modalidad de intercambio.
Del primer “nodo” –sede donde se realizan las ferias- en 1995, se pasó a 17 en 1996, 40 en 1997, 83 en 1998, 200 en 1999, 400 en 2000, 1800 en 2001, hasta alcanzar los 5000 actuales. Se estima que diariamente se abren 30 nuevos “nodos” .

La sola enumeración de estos datos señala una estrecha vinculación entre el crecimiento del trueque, en la Argentina, y la agudización de la crisis con sus efectos sobre el desempleo y los niveles de ingresos. En el partido bonaerense de San Martín se detectó que el 58% de los participantes se encuentran desocupados, y de ellos el 66% asegura que la actividad del trueque es fundamental para obtener los elementos básicos para su subsistencia .
Esta renovada versión de una vieja práctica económica, se organiza a partir de los llamados nodos, espacios sociales para el intercambio de bienes y servicios autorizados según estrictas normas del grupo . Los nodos pueden operar entre ellos y cada uno es representado por un coordinador electo por los miembros participantes. Como veremos, no siempre es así. Su organización espacial es similar al de las ferias, con puestos instalados ordenadamente en un espacio común, desde los cuales ofrecen sus productos y servicios. Cabe destacar que los bienes ofrecidos no son necesariamente de elaboración propia. Escuelas, iglesias, centros culturales y otros espacios públicos son el continente desde donde los nodos despliegan su particular dinámica.
Sus inspiradores han desarrollado una terminología ligada a la moderna sociedad de la informática. Redes, nodos y hasta el concepto de prosumidor tomado del “futurólogo” norteamericano Alvin Toffler, autor del libro La Tercera Ola (1980), buscan resignificar una práctica económica que está asociada a un pasado primitivo.
Para integrar estos clubes de trueque se requiere el pago de una suma de dos pesos, único momento en que aparece la moneda de curso legal; hecho que desde la organización se justifica para cubrir gastos específicos, y que en una sociedad como la argentina, donde la actitud de desconfianza hacia las instituciones es moneda corriente, no deja de provocar comentarios, si bien aislados y sin probados fundamentos, respecto a las dudas sobre el destino del dinero recaudado.

Diferencias internas derivaron en dos grandes redes, la Red Global del Trueque –con sede en Bernal- y la Red de Trueque Solidario, que hoy reagrupan a la mayoría de los ‘nodos’ (…) del país, cuyo funcionamiento es independiente y horizontal. Si bien aún se realizan algunos intercambios directos, el trueque entre ‘prosumidores’ –productores y consumidores- funciona de manera ‘multirecíproca’ por medio de una ‘moneda social’, no convertible, denominada ‘crédito’. Esta moneda, emitida por los clubes para evitar los inconvenientes del trueque directo y facilitar el intercambio, es el eje de una lógica económica diferente .

La aparición de esta nueva moneda paralela a la oficial, que se suma a los múltiples bonos emitidos por distintos gobiernos provinciales, ha tenido su efecto en la economía formal, reemplazando en algunos lugares a los casi extintos pesos, circunstancia que la lleva a funcionar como moneda local. Algunos municipios han aceptado el pago de impuestos a través de estos créditos, a la vez que son utilizados en la compra o alquiler de viviendas, y aún de campos, y hasta en programas vacacionales. Recientemente un juez de familia autorizó a un padre a pasar alimentos en créditos para su hijo.
Cada crédito asume el valor de la unidad monetaria nacional, y la valía del artículo o servicio lo establece libremente el productor en referencia con el mercado formal.
Para la Red Global del Trueque

Aun la red no tiene grupos de discusión que busquen consensuar las «fórmulas» para establecer el valor de las cosas, nos manejamos con grupos heterogéneos donde prevalece mas lo intuitivo que lo justo. Y en estos momentos estamos con el tema de la «reventa» dentro de la red que provoca una desviación del valor de algunos artículos de primera necesidad. Esto se esta neutralizando con compras comunitarias .

La falsificación de créditos y la especulación en los precios, son vicios que se filtran en el nuevo sistema.
El Estado parece asumir una actitud dual respecto a este nuevo fenómeno social. A la vez que en numerosos lugares brinda su apoyo, no le deja de causar preocupación el crecimiento de una economía paralela, con moneda propia y, hasta el momento, con escasa capacidad de supervisión, aún en cosas tan elementales como las condiciones en que se encuentran los productos alimenticios que se ofrecen. Por su parte, la total independencia de estas redes del mismo Estado, comienza a manifestar su costado problemático como en el caso de las falsificaciones de créditos, actividad que no puede penalizarse porque no es un delito tipificado .
Pero no fue sólo el Estado el preocupado por esta actividad. Numerosos comerciantes intentaron gestiones ante el poder político, aduciendo verse afectados en su empresa. Finalmente, ante la realidad de un vertiginoso desarrollo del trueque, los propios comerciantes comenzaron a participar del mismo con productos de sus negocios.
Entre otros, la Red Global del Trueque postula los siguientes principios:
* Nuestra realización como seres humanos no necesita estar condicionada por el dinero.
* Sostenemos que es posible remplazar la competencia estéril, el lucro y la especulación por la reciprocidad entre las personas.
* Creemos que nuestros actos, productos y servicios pueden responder a normas éticas y ecológicas antes que a los dictados del mercado, el consumismo y la búsqueda de beneficio a corto plazo.
* Los únicos requisitos para ser miembro de la Red Global de Trueque son: asistir a las reuniones grupales, capacitarse y ser productor y consumidor de bienes, servicios y saberes, en el marco de las recomendaciones de los círculos de calidad y autoayuda.
* Creemos profundamente en una idea de progreso como consecuencia del bienestar sustentable del mayor número de personas del conjunto de las sociedades .

En la actualidad el fenómeno del trueque ha cobrado auge no sólo en Argentina, sino también en países como Uruguay, Colombia, México, El Salvador, Perú, Bolivia, Brasil y Chile. Aún países centrales, como Canadá, Estados Unidos, España, Finlandia, Bélgica, Gran Bretaña, Holanda, Francia y Japón, alejados de las crisis latinoamericanas, han visto crecer esta economía del trueque dentro de sus propias fronteras. Así los términos van cambiando de país en país. Los clubes del trueque argentinos equivalen a los tianguis en México, los SELs en Francia o el Ithaca Hours en los Estados Unidos; los créditos son los talentos en Colombia o no dines en España.
Para Heloisa Primavera el modelo argentino se caracteriza respecto al resto por la emisión de una moneda social casi desde sus inicios, el desarrollo de lazos comunitarios a partir de encuentros semanales y de las propias jornadas de trueque, y la “configuración abierta en Red, a partir del momento en que los intercambios se empiezan a hacer entre varios clubes que se reconocen y se organizan en su autonomía. Los participantes construyen una doble pertenencia, a su Nodo o Club de origen y a la Red como un todo, afianzando una nueva pertenencia múltiple”.

El trueque y la crisis local en Aguirre
En la ciudad de Olavarría por disposición municipal se legalizaron formas no ortodoxas de comercialización, acordes con la crisis, como la venta directa de leche no pasteurizada de los tambos a los hogares urbanos. Las plantas procesadoras pagan un máximo de 20 centavos a los productores, y el litro de leche envasada se vende a más de un peso en supermercados. Ahora el producto se ofrece a 50 centavos al público, envasado en botellas plásticas de gaseosa. La oficialización por la comuna de tal práctica, que ya era frecuente en todo el interior bonaerense, despierta polémica en los medios sanitarios.
Asimismo ante la falta de salidas laborales y las crecientes carencias alimentarias, el trueque pasó a ser una opción importante en toda la zona, con apoyo oficial. En la ciudad cabecera y poblaciones del interior del partido se multiplican los nodos a los que acude una población variada. La nueva actividad está siendo incorporada en las prácticas cotidianas.
En Aguirre de forma espontánea la gente intercambia: productos de la huerta por huevos caseros, mermeladas por ropa, empanadas por azúcar. El trueque vino a estructurar una conducta ya existente, con matices diferenciales. Una vecina así lo relataba:
M: ¿De la verdura de la quinta te queda algo para vender?, ¿no las vendes en el centro?
S: No, ahora no, salvo muy personalmente. Ahora como que está más nuevita pero tenía una acelga así, algunas como que nos truequeamos, ponele, la que tiene huevos cambia por la acelga…. y así. Porque no quieren cobrármelos, dicen, me los truequeás por la acelga, o yo te doy los huevos y me mandas acelga, perejil, como entre… compañeras…

El neologismo truequear como término nativo (y no el trocar castizo) se define por la complementariedad de lo cambiado (”la que tiene huevos cambia por acelga”) e implica una forma de reciprocidad que evita la deuda jamás paga de la dádiva (“Porqué no quieren cobrármelos…”) transformando la transacción en equivalente (Mauss, 1979).
El trueque no se vive, sin embargo, como una forma de intercambio normal, sino excepcional, solo justificable por la crisis. Uno de nuestros informantes, panadero, nos decía que el trueque no anduvo en Aguirre porque no hay miseria suficiente. En Olavarría en cambio, sí, lo que aseguraría el éxito de los nodos.

Los dos nodos
Existen en Aguirre dos clubes de trueque, nacidos casi simultáneamente, a los que llamaremos Nodo del Bajo y Nodo del Alto, intentando reflejar sus connotaciones clasistas, justificables tanto desde el punto de vista estructural como por su lugar en el sistema de representaciones local.
El Nodo del Bajo, llamado Nodo 2002. Nace de la experiencia de su creadora, Mercedes, quien frecuenta trueques en Olavarría y, a instancias de un primo, se propone inaugurar un club en Aguirre.
-Yo tengo un primo en Olavarría que hace más tiempo, casi desde que se inició que está, y siempre que me veía me decía: tenés que llevar el trueque a Aguirre, pero yo andaba ocupada en otras cosas.
Y después empezó por tantas necesidades que había acá. Yo, primeramente fue mía, pero no era solamente mía la necesidad, vi que era de muchos, así que dije voy a probar, voy a ver. Primero me metí yo, digamos, para hacerme socia del trueque. Y empecé a ir a Olavarría y me dice mi primo: porqué no te formás un nodo allá, que con 27 personas armás uno. Y bueno, asi que le pregunto cómo tengo que hacer y como que no me presenté a los coordinadores que vienen de Bs. As. a hacer franquicias directamente porque mi primo se hizo cargo de todo, me llevó los papeles porque él sabe que yo acá no tengo cómo…

La iniciativa se gestó en reuniones en la modesta casa de la mujer, hechas tras una larga caminata casa por casa, de la que resultaron 62 socios, más que el mínimo de 27 exigido. Toda su familia la apoya, comenzando por el esposo que en una ocasión ofreció su camión para, pago de combustible mediante, trasladar prosumidores aguirrenses a poblaciones vecinas. Ésta parece la red preferida del grupo de Mercedes: las localidades cercanas, aunque es inevitable la convocatoria a gente de la capital del partido. El primo de la mujer que le planteó la idea utiliza su combi para trasladar gente de Olavarría al nodo. Otro primo, cantante de orquesta, llevó con urgencia los papeles a la ciudad cabecera.
Mercedes reconoce que gracias al trueque conoció a todos sus vecinos. Las visitas fueron demoradas, explicando la iniciativa a veces durante horas. Ahora tiene su propia clientela, gente que no fue al otro trueque.
Pragmática, Mercedes se adscribió a las dos redes de trueque presentes en la Olavarría, especulando con las ventajas de ambas.
Ellos vinieron, los de Bs As, e hicieron la franquicia. Yo entrego todo: tengo que llenar una hoja con los datos de los socios, entonces yo mando todo eso, fotocopia del DNI y $2 tenía que cobrar a cada persona. Yo cobraba $3 porque me dieron un papel que yo cobrara $3, yo para la franquicia tenía que mandar $2 y $1 me quedaba para mí, que es lo que yo me manejaba acá con fotocopias, con teléfono, todo eso. Y me mandaban 50 créditos para cada persona. Pero en Olavarría, cuando mi primo me hace esta propuesta, en Olavarría había un crédito local. Habían abierto un crédito local también. Y justo es el coordinador principal el que me presentó en Olavarría, tanto del arbolito como del local , asi que asocié para los dos. En el local se entregaban 60 créditos con el mismo dinero.

En su club circulan las dos monedas sociales vigentes que se aceptan indiscriminadamente. Su accionar sorprendió al otro grupo, que pensaba haber sido original en su iniciativa. Cuando éste intentó lanzarse, ya buena parte de la población estaba asociada, y no se permite pertenecer a dos nodos simultáneamente.
Y sabés que hubo un problema porque cuando traje el trueque acá, sin saber que el delegado, con una gente de acá que tienen campo y eso, estaban por traer el trueque a Aguirre. Pero ellos, claro…ellos hacen reuniones en la escuela. Cuando yo hago esta reunión del trueque acá, como que sorprendió a todo Aguirre. Pero yo sin saber. Entonces medio como que se enojaron de que yo traía el trueque a Aguirre. No podía ser. Porque siempre los mismos que están en esa comisión son los que hacen y deshacen en Aguirre, organizan todo. Entonces… Y pasé muchísimas hasta que pude hacer. Y le dije: no voy a bajar los brazos
Mercedes disputa con el grupo del Alto el uso del local público más cotizado el pueblo: el Club Social (V. Etchichury 2000). Lo consigue, primero por avatares climáticos que inhibieron la inauguración del otro trueque, luego por organización. Reclamó ante el delegado municipal:
Entonces fui a hablar con el delegado a ver porqué, si el trueque no estábamos hablando de que era solidario. Y la señora que traía el (otro) trueque es una señora de Hortensias que es doctora. Vinieron los de la radio, los de la TV para cuando el otro nodo que se iba a hacer. Entonces le dije al delegado: ¿por qué no lo podía hacer yo? ¿porque no soy la señora de un doctor no puedo hacer eso acá? No, me dijo, quedate tranquila.

Los socios del Nodo del Bajo se reclutan mayoritariamente en el llamado otro pueblo o pueblo Gutiérrez considerado más pobre que Aguirre, o el centro . En la percepción local los dos nodos se identifican respectivamente con la pobreza y la riqueza.
En lo que todos coinciden es en el atractivo de la carne como principal elemento de trueque en Aguirre, rara en otras localidades. Mercedes diferencia sus mercaderías:

Y después ellos (el otro nodo) hicieron, sí, pero con mucha gente de….cómo te puedo explicar….del campo, y que no traen…Porque yo digamos lo formé con….la mayoría de mis socios traen alimentos. Lo que es carne, de todo y es lo que sale a buscar la gente de afuera. Desde gallina, mulita, peludo, todo sí. En cambio el otro nodo que se armó es mucha gente de plata y tenían muchos retratos…(pregunta al marido) ¿la señora de G., qué era lo que hacía?- Tapices.- Ahh…Claro la gente no busca eso, como está la situación la gente lo que busca es comida. Pero yo le pedí a la gente de Olavarría que trajeran mercadería, que es lo que precisamos la gente de acá. Porque acá es muy caro

El Nodo del Alto. Bautizado “Amigos de Aguirre” encabezado por el estanciero Lombardini, ex-empresario urbano. Sus promotores carecen de experiencia y no recurrieron al trueque por razones económicas, sino políticas. El delegado municipal, en el cargo desde 1984,. apareció cuestionado en el periódico de la zona por demorar la entrega de documentación. Como resultado la población se dividió a favor y en contra.
… porque acá, tenemos un pequeño problema. Ahora parece que está un poco más tranquilo, pero hubo un momento que había una división en el pueblo. . A consecuencia de eso tuvimos esa reunión con el intendente, porque… dijimos, ¿cómo puede ser que seamos tan poquitos y que haya una división tan grande en este momento?. Y entonces ¿qué podemos hacer? . Yo no quiero que en mi pueblo pase esto… porque soy nacida y criada, y yo quiero que todos estemos integrados y que todos seamos uno. Siempre fue muy difícil este lugar, como son los pueblos así, en todos lados pasa lo mismo. Entonces, este, bueno, íbamos a ir a Olavarría, pero coincidió que él (el intendente) tenía que venir a Aguirre, entonces, tuvimos una charla con él, y nos propuso que hiciéramos el Club del Trueque…(Mujer dirigente de grupo tradicionalista, esposa de encargado de estancia)

A falta de un órgano formal de consulta –como el Concejo Deliberante municipal– existe en el pueblo un grupo afín al referido funcionario. Lombardini, su líder virtual, lo definió como la peña, los notables o, jocosamente, “el Rotary de Aguirre”. Lo forman el referido estanciero y su esposa, directora de escuela, un encargado de estancia y su mujer, dirigente de agrupación tradicionalista, directivos de empresas consignatarias, profesionales, docentes y otras personas con militancia en asociaciones. No llegan a diez, pero con un considerable poder económico para la limitada dimensión pueblerina. Un negocio de veterinaria y peluquería es su lugar de reunión informal, y el local escolar su ámbito más institucional de deliberaciones. Son visualizados por el resto de la comunidad como un grupo de poder. Su propósito al implantar el trueque es explícito:
arrancamos a ver si podíamos hacer una actividad, era para calmar un poco a la población porque estaba un poco una…. ebullición, que venía dividiendo al pueblo y entonces, no, ¿qué hacemos acá?… (Lombardini)

Para poner en marcha el club del trueque son derivados hacia la localidad de Hortensias, con un buen desarrollo en ese sentido e integrada en la Red Global. Acuerdan establecer intercambio:
entre las ideas que salió… a ver… ¿qué pasaría con lo… con lo del trueque? Bueno. Nosotros no teníamos ni noción de cómo era el tema, y fue cuando nos comunicó el intendente, nos dijo que fuéramos a ver a esta señora, domingo a la mañana… Después nos explicó toda la filosofía, nos dio papeles, folletos, cómo era la mensualidad y todo eso y…. y una de las preguntas que yo me hacía, y que se la pregunté a esta señora, fue… ¿a usted le parece que con una población tan chiquitita puede llegar a funcionar? Si, si, tiene que funcionar dice… Ellos arrancaron con… no sé si con 10 ó 15, con 10 ó 15 socios y tienen más de 500 ahora (Lombardini).

El grupo instructor les gustó:

A mi me encantó ese nodo porque la señora, incluso es la señora del médico la que dirige el nodo de… de Hortensias. Y, este, una barbaridad el tipo de gente, bueno, todo todo, muy lindo, muy lindo. Muy lindo (Mujer, integrante de “!la peña”)

Superados los problemas de superposición con el otro nodo, la experiencia fue estupenda. Dos colectivos trajeron a los hortensienses en papel de compradores (los grupos que intercambian asumen uno u otro papel, nunca ambos).
Bueno fue… bárbaro… como (juntamos) como doscientas… doscienta y pico de personas… Y le interesa muchísimo a la gente de Olavarría, le interesa muchísimo… porque acá hay… (con énfasis) ¡carne! tanto de animales silvestres, como oveja, eso…. queso, no se ve, prácticamente en los trueques de Olavarría. Se desesperan. Porque, ya partiendo de la base que en los trueques el que… lo que… se comercializa, llamémosle así, el sesenta por ciento es comestible (Lombardini).

La carne de lanar fue aportada por un encargado de estancia. Las mujeres prepararon escabeche de vizcacha, hamburguesas de avestruz y milanesas de chajá. Los forasteros arrebataban la mercadería, que incluía también tortas, empanadas, panqueques, canelones. Como los del otro nodo, los organizadores se quejan de la falta de mercaderías aptas para llenar las necesidades de los prosumidores locales.
..se necesitan otras cosas, artículos de necesidad, como yerba, azúcar, harina, fideos, esas cosas que aquí, no haciéndolo acá, no lo tenés , entonces, ¿qué pasa? Que irremediablemente o te tenés que ir, a Olavarría, a Olavarría, o te tienen que venir de Olavarría. Y los que te vienen de Olavarría se hacen, tres, cuatro horas entre los viajes y lo que están acá, vienen a sacar provecho, no vienen como realmente..
.
El segundo y último trueque del grupo del Alto no fue exitoso. Menos gente, esta vez de Olavarría, mercadería innecesaria para los aguirrenses, ansiedad por llevarlo todo. En la visión de Lombardini: “Vienen con los vicios ya… de la ciudad, porque en Olavarría hay tanta cantidad de… hay más de 150, y algunos son, inclusive se han, medio, como… degenerado un poco la cosa, lo hacen los coordinadores para beneficio propio de ellos…”
Según algunos testimonios el líder “no quiere pobres” y le molestaría el bajo nivel de concurrencia. Algunos vecinos se quejan de que, tras asistir, les sobraron créditos por no encontrar mercaderías aptas para cambiar. Otros descreen del trueque en sí y se ríen de los forasteros: “A los de Olavarría si les das un perro carneado se lo llevan ¡tienen un hambre!”.

El futuro
El auge del trueque parece haber alcanzado un techo y el control del intercambio se hace cada vez más difícil. En su forma tradicional el trueque implica necesariamente complementariedad y conveniencia mutua. Es un contrato privado y construye relaciones diádicas y, aunque admite el regateo, sus precios o equivalencias son mucho más estables que los del mercado. Son productos de la actividad económica de quienes truecan (por ejemplo entre pastores y agricultores) y se extienden por largos períodos, a veces generaciones. En nuestra sociedad, pese a las buenas intenciones de quienes ven en el trueque una alternativa al mercado, hay una relación determinada que condiciona a todas las otras. En la clásica formulación marxiana: “Es como una iluminación general en que se bañan todos los colores y que modifica las tonalidades particulares de estos. Es como un éter particular que determina el peso específico de todas las formas de existencia que allí se destacan” (Marx 1977:225).
El trueque moderno no se basa en la confianza, como el tradicional, y debe ser controlado y condicionado. En el caso analizado la complementariedad se hace difícil. Elementos de trueque urbano, como las artesanías ornamentales, no funcionan en un pequeño pueblo de campo. La ropa usada no compensa la oferta de carne de animales silvestres, producto de esforzadas cacerías de familias y jóvenes desocupados. Eso se vive. Lombardini, cabeza del Nodo del Alto reconoce:
lo vamos a tener que replantear muy bien, yo creo, el tema este, antes, de largarlo otra vez Y arrancamos ya en un nivel medio alto, y arrancamos entonces no podemos verlo así (rebajado de nivel).
Pero yo estoy viendo, yo estoy viendo que…. si no tenés una cantidad de gente, que se yo, por lo menos 150 personas, porque con la gente de acá solamente tiene casi todos la misma, el mismo producto…
No fue posible devolver la visita a los de Hortensias. No se consiguió juntar la gente para alquilar un colectivo, y siempre se tropieza con el problema de los caminos, intransitables ante cualquier lluvia. La gente del Alto se quedó en sus dos trueques, uno bueno y otro flojo. La del Bajo no sabe si va a seguir, si bien su radio de acción es más modesto y pragmático.
La disputa entre los dos trueques revela conflictos. El trueque del Bajo se arma a partir de necesidades primarias y su proselitismo se dirige a la mitad más humilde del poblado. En esa prédica la fundadora conoce en profundidad a vecinos que antes no frecuentaba. El nodo es obra de una familia emprendedora que utiliza el parentesco como vía de acción y se vale de su práctica en la actividad para implantarlo. El Nodo del Alto nace a instancias de la autoridad comunal y política para restablecer la unidad pueblerina alterada por cuestionamientos. Está a cargo del grupo de poder, elitista, que ingresa en el mundo del trueque, que desconocía, asesorado por otro grupo de élite. No consigue reciprocar la visita de sus instructores y su organización es visualizada por los pobladores como el trueque de los ricos.
El enfrentamiento de los del Bajo con ese grupo y la disputa por espacios puede vincularse al clima general del país donde la horizontalidad de las relaciones se impone y toda autoridad es cuestionada (Que se vayan todos). El grupo del Alto tiene su sede en un local de comercio ocupado por dos de ellos, así como en la escuela cuya asociación cooperadora dominan . El grupo del Bajo utiliza la casa de la fundadora y al pensar que no contaría con el club buscó sustitutos en galpones de ferrocarril o en una iglesia protestante. Lo que todos sienten como propio es el Club Social y discuten su derecho a utilizarlo.
En todo Olavarría en general se habla de decadencia del trueque. El cambio de productos manufacturados por los prosumidores no siempre es posible, y se necesita dinero para adquirir productos (como en todo trueque, V. Casaverde 1981:138). Hay otros problemas como la eventual presencia de artículos robados o sin el debido control sanitario.
No tenemos datos concretos de si los dos trueques de Aguirre se desactivaron. El del Alto parece desanimado al no poder mantener el nivel del primer encuentro. El del Bajo apela a recursos más modestos (vehículos menores, viajes a localidades cercanas) y había concretado cinco reuniones. Lo que aparece evidente es que el enfrentamiento entre ricos y pobres, la para muchos obsoleta lucha de clases, aparece por debajo y entreverada con la novedosa propuesta de solidaridad que alimenta teóricamente este tipo de transacciones.

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