
Si para Gran Bretaña y el Museo Británico de Londres, Inglaterra, Aldred Maudslay (1850-1931) es un gran explorador y hasta pionero en la investigación arqueológica de las zonas mayas, para varios investigadores de países como Honduras, Guatemala y México fue un saqueador.
En la documentación e imágenes fotográficas del famoso personaje británico, que aportó una buena parte de la colección maya del recinto londinense, pueden verse, por ejemplo, las esculturas que cercenó del Templo 22, en Copan, Honduras. Pero hay infinidad de piezas de zonas arqueológicas de nuestro país (colección maya en el Museo Británico).
¿A quién pertenecen o deberían pertenecer esas piezas? ¿O los códices prehispánicos que se encuentran en diferentes partes del mundo? El antiguo debate que, incluso, ha enfrentado a varias naciones, fue abordado en el Instituto Nacional de Estudios Jurídicos (IIJ) de la UNAM, durante el “Encuentro en torno al Patrimonio Arqueológico Mexicano en Museos Extranjeros”.
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