Recuperan piezas de una corbeta inglesa hundida en la Patagonia

Notife (Argentina).- El equipo del Programa de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl), que hace cinco años descubrió la corbeta inglesa Swift, hundida en 1770 en las costas de Puerto Deseado y que en 2006 halló el esqueleto de uno de los náufragos, volvió a trabajar en la zona.

Allí, dio con ocho de los 14 cañones de la embarcación y con el aparato de cocina. Esta caja de hierro forjado sería uno de los primeros ejemplos de uso del artefacto en el siglo XVIII en la armada inglesa. Según los arqueólogos, hasta mediados de ese período sólo se usaban cocinas de ladrillo.

En esta campaña subsidiada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, y la National Geographic Society, el equipo del Inapl se concentró en la proa de la nave donde se encontraba la cocina para obtener información sobre ese aspecto de la vida a bordo.

El artefacto principal era una gran estructura de hierro «con espacios destinados a distintas funciones, como el asado y el hervido. Internamente estaba recubierta de ladrillos y se apoyaba sobre un piso de piedra que evitaba el contacto directo con la madera de la cubierta», dice Dolores Elkin, investigadora del Conicet y directora del equipo del Inapl. Según el arquitecto Cristian Murray, hasta mediados del siglo XVIII las cocinas que se usaban eran de ladrillo; la de hierro forjado que encontraron «sería uno de los primeros ejemplos de la armada inglesa del siglo XVIII».

También se hallaron ollas metálicas y recipientes cerámicos. Y, muy cerca, se localizaron elementos relacionados con cañones y mosquetes. «La cocina estaba sobre la misma cubierta en la que se encontraban los cañones y no debajo de ella, como indican los planos originales de la Swift», explica Elkin. Y Murray agrega: «No encontramos ninguna mampara ni divisorio. Era como una única cubierta. Creemos que trasladaron la cocina para liberar espacio y dar alojamiento a los marineros».

Hace 239 años, la corbeta Swift emprendió un viaje de reconocimiento geográfico con destino a Puerto Egmont, la base británica en las islas Malvinas. Documentos históricos revelan que vientos fuertes empujaron a la nave hacia la costa, donde chocó contra una roca y se hundió.

La mayoría de los 91 tripulantes logró llegar a tierra firme, pero murieron el cocinero -su cuerpo apareció flotando al día siguiente- y dos infantes de marina, Robert Rusker (21) y John Ballard (23). A uno lo enterraron con honores militares en marzo de 2007 en el cementerio británico de la Chacarita. Con esto se abrió otra línea de investigación: con el ADN de un diente y un fragmento del fémur, Elkin rastrea a los descendientes del infante de marina hallado.

Pasos por seguir

Los cañones hallados serán extraídos una vez que el Museo Municipal Mario Brozoski termine la ampliación de su laboratorio, donde se realizarán la tareas de conservación.

En las últimas temporadas de campo realizadas en el lugar, se extrajeron de la popa, donde se ubicaban los oficiales, numerosas piezas de vajilla de mesa de vidrio, loza y porcelana.

La próxima etapa, prevista para el verano de 2010, intentará develar otra cara del naufragio. «Hasta ahora trabajamos mucho en la zona de alojamiento del capitán. Encontrar los baúles de los marineros y sus pertenencias nos daría la imagen de qué llevaban en un viaje tan largo», apuesta Murray.

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