Futbol: la pelota sigue dando vueltas

La violencia, una vez más, ha atravesado en la Argentina a un espectáculo que montado sobre pasiones de identidad popular ha sido copado por intereses económicos que adquieren aceleradamente prácticas ilegales y mafiosas. La «hinchada» ha sido desde sus comienzos un actor más del «juego» y ahora algunos de sus sectores quieren ser parte también del negocio.

Para ayudar a entender un poco más este fenómeno Antropológicas trae del recuerdo el libro Hinchadas, en el que Pablo Alabarces, Mariana Conde, Christian Dodaro, Federico Fernández, Juan Pablo Ferreiro y Mariana Galvani, entre otros, vuelcan sus estudios al respecto.

Reproducimos un comentario de Santiago Iliana publicado en Imaginario Cultural

HINCHADAS, de Pablo Alabarces (Org.), Buenos Aires, Prometeo, 2005

Reseña. Por Santiago Uliana (UBA)

 

El libro Hinchadas es un compilado de artículos que desde distintas disciplinas pertenecientes a las ciencias sociales, como la sociología, la antropología o la comunicación social problematizan el fenómeno de la violencia en los espectáculos deportivos de las distintas categorías del Fútbol Argentino. Podría afirmarse que en Argentina el campo de los estudios del deporte goza de “buena salud” y un reflejo de ello es este libro. Los estudios sociales del deporte vienen ganando trascendencia en los espacios académicos desde finales de la década de los’90 y comienzos de los dos mil, la presente publicación, en su corto año de vida ha logrado un impacto notable como bibliografía de referencia científica, en los medios de comunicación y, en general en el público interesado en la temática de la violencia en el fútbol. Hinchadas constituye un verdadero compendio de trabajos, sus aportes son realmente valiosos tanto en el aspecto teórico como en el metodológico.

En la faz teórica, los trabajos proponen un conjunto de hipótesis que podrían sintetizarse en la postulación de la interpretación de los fenómenos de la violencia futbolera de cada fin de semana, como una realidad cultural de tipo tribal que expresa una racionalidad particular, con sus propios códigos, sentidos y lazos sociales, resultantes de una sociedad –la argentina- caracterizada por la fragmentación social. Esencialmente, los distintos artículos describen un proceso signado por el desdibujamiento de ciertas pautas de integración social hegemónicas que caracterizaron a los formatos de Estados Nacionales durante gran parte del siglo XX, y de los cuales Argentina no representó la excepción. La falta de un sujeto social homogéneo característico del mundo moderno, como por ejemplo lo fuera la figura del trabajador industrial asalariado, ha dejado espacio al surgimiento de nuevas identidades, es en este contexto donde cobra importancia la cultura futbolera como un espacio de socialización y construcción de subjetividades.

Es entonces en el marco de hipótesis más amplias donde recobra su verdadera significación el conjunto de trabajos compilados en Hinchadas, que reconstruye de modo minucioso y meticuloso un abanico de prácticas, ideas y representaciones sociales construidos por los distintos actores sociales que recrean el mundo del fútbol. Si bien Hinchadas como su nombre lo anuncia, se centra fundamentalmente en un actor particular del mundo del fútbol como lo es la figura del “hincha”, esta cultura se construye en la relación de éstos con la policía, la prensa, el barrio, hinchadas rivales o amigas, para de este modo llegar a reconstruir la cultura del hincha de fútbol a partir de un enfoque relacional.

En íntima conexión con los aspectos teóricos, en el plano metodológico pero también epistemológico, Hinchadas se posición desde la añeja tradición interpretativa en las ciencias sociales para poder comprender y explicar un mundo cargado de sentidos, en donde los aspectos simbólicos cobran una relevancia notable para entender los “por qué” de la violencia. Pero lo que tal vez sea el mayor hallazgo del libro, esta representado en el enfoque inter-diciplinario que proponen los distintos trabajos para comprender un fenómeno social de extrema complejidad, que por su puesto no se agota en las distintas relaciones propuestas por los textos presentados en Hincadas, pero que justamente invita a nuevos investigadores a construir otras relaciones para poder ahondar en la comprensión del fenómeno. Por otra parte, Hinchadas retoma el legado socio-fenomenológico de Alfred Schutz, quien proponía estudiar a las diferentes culturas, y en este caso aplicado a la del fútbol, como verdaderos mundos sociales con sus códigos, prácticas, símbolos y reglas de funcionamiento particulares, donde lo hechos y representaciones sociales solamente pueden ser interpretadas si son colocadas en los contextos culturales de las cuales forman parte.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu sostenía en su célebre libro “El oficio del sociólogo”, que la discusión central de los productos científicos de las ciencias sociales se establece contra el sentido común y la levedad de sus reflexiones, porque la ciencias sociales son otra cosa, deben lograr, como pensaba un “canónico” de la sociología como Durkheim, develar un conjunto de relaciones que se presentan al propio actor y a la cultura de la cual forma parte, podría decirse, de modo “oculto” o solapado. Porque como el sentido común justamente no alcanza a comprender los otros sentido que motivan los hechos de violencia en el fútbol en su cabal y real significación. Esto se visualiza cuando el discurso de sentido común sostiene de modo peligroso que tanta violencia es el resultado de la infiltración en el mundo del fútbol de grupos de bárbaros irracionales, que utilizan la pureza del deporte para delinquir con la finalidad de sacar réditos económicos.

Este tipo de discurso característico del argentino medio, se presenta fogoneado, producido y reproducido por los medios de comunicación, que no logran comprender el real sentido que asume la violencia en el fútbol, y entonces podría decirse que éstas interpretaciones se han vuelto el interlocutor y “enemigo” número Nº 1 sobre el cual se edifica Hinchadas como producción científica. Además y sobre todo, Hinchadas es un libro político, en tanto plantea desde una lógica científica explicar a los hechos violentos luego de enmarcarlos en un orden cultural, solo sobre el cual cobran inteligibilidad y sentido, para así destruir la satanización que opera desde el sentido común sobre las mal llamadas barras bravas, catalogadas finalmente como chivos expiatorios responsables absolutos, debido a su condición de bárbaros incivilizados responsables de tantos acontecimientos violentos.

En este sentido, Hinchadas propone que la sociedad toda comparta las responsabilidades sobre los hechos de violencia, cuando por ejemplo Ferreiro y Fernández; reconocen en su artículo la construcción y consolidación de relaciones de tipo” clientelares”, propias del mundo de la política, ahora “recreadas” entre los miembros de las hinchadas y los dirigentes de los clubes de fútbol. Si bien es cierto que la pura pasión por el cuadro de sus amores, en algunos grupos de hinchas ha dado paso a una lógica mercantil donde las hinchadas muchas veces actúan como grupo de choque de operaciones políticas internas y sobre todo externas a la vida del club, a cambio de las cuales reciben recompensas materiales que expresan un creciente grado de mercantilización en la relación entre la dirigencia y la hinchada. Sin embargo, es claro que aquí la violencia asume un sentido eminentemente político, siendo ésta una característica en los lazos sociales del mundo fútbol que comenzara a gestarse en la década de los ‘80 para asentarse en los ’90, marcando una importante transformación de índole cultural. No obstante, esta dinámica que asumen los lazos sociales no pueden comprenderse en su real dimensión si no se la asocia –como sin dudas lo hacen los autores- con los cambios más estructurales en el paisaje social argentino devenidos luego de la vuelta a la democracia en 1983. La perdida de la centralidad de la cultura del trabajo, que trae a primera vista consecuencias económicas reales como la desocupación y el deterioro en la calidad de los empleos, implica otro tipo de condicionamientos estructurantes en términos culturales y de costos morales, como la perdida de la adscripción de las personas a un orden cultural que los proteja y provea de un sentido positivo a sus vidas como sujetos con identidad y valor social. El hincha, al igual que todo ser humano que vive en sociedad necesita de algún soporte que le provea elementos para el desarrollo de su propia identidad como actor social.

Por otra parte y reforzando el sentido político que asume el libro, Hinchadas contribuye con conocimiento profundo sobre el objeto, lo cual resulta una instancia imprescindible para la elaboración de políticas públicas activas, efectivas y democráticas para aportar soluciones a la problemática de la violencia en el fútbol. Porque la posibilidad de generar conocimiento científico en sí constituye un eje de enfrentamiento contra el sentido común, Hinchadas deja traslucir que las políticas públicas implementadas por el estado en materia de violencia en espectáculos deportivos, se montan sobre una visión del problema en términos jurídicos, donde las consecuencias son un conjunto de medidas cada vez más restrictivas y represivas, que solo visualizan al problema en términos de delincuencia que debe ser judicializada, abonando la “teoría de la manzana que pudre el cajón”. La respuesta del estado solamente prevé “extirpar y excluir” al “cuerpo contaminante” para preservar la pureza de un mundo noble por naturaleza como lo es el del deporte. Y en este sentido Hinchadas aporta información, esquemas de interpretación, formas de problematización que tienen un valor superlativo para sostener a futuro desde el estado políticas adecuadas a una sociedad verdaderamente democrática, con vocación de resolver un problema social que posee un alto grado de complejidad.

Los distintos enfoques contenidos en los artículos que componen Hinchadas, van dando cuenta a medida en que se avanza en la lectura por las páginas del libro, de la variedad de actores y de elementos a ser considerados para comprender en profundidad el fenómeno de las hinchadas argentinas, así como también de la necesidad de reafirmar la amplitud teórico metodológica como punto de partida analítico.

Los medios de comunicación son presentados como un actor clave en la construcción de la imagen del hincha, primero la prensa escrita y con el correr de los años la televisión, ganan un lugar destacado como mecanismos productores y reproductores de la cultura del fútbol, al poner en circulación cierto estereotipo de hincha, el cual es representado como un sujeto pasional e irracional, abnegado, alegre, capaz de dejar todo por los colores, y sobre todo destacando que las acciones de estos personajes tan particulares responden simplemente a sus impulsos sentimentales.

Una de las ideas centrales que estructura la heterogeneidad de miradas de Hinchadas, relativa al significado que asume la cultura del fútbol para los actores que en ella participan, se relaciona con la representación de ese espacio como “instancia de afirmación de la masculinidad”. Ir a los estadios los días de partidos implica para el hincha la realización de un conjunto de prácticas y rituales que son “cosa de hombres”, y si bien las mujeres asisten a los partidos, el fútbol es ante todo un “mundo masculino” hecho por hombres y para hombres. Este aspecto relativo a la cuestión del género que representa la cultura futbolera como lugar de socialización y construcción de identidades, aparece reforzado desde la potencia de la imagen televisiva, que actúa como un poderoso dispositivo discursivo que muestra y oculta a la vez; la centralidad de los roles sociales jugados por cada uno de los géneros, los hombres son activos, hacen, participan, las mujeres son solo meras espectadores que acompañan y cumplen roles pasivos.

En estrecha conexión y visualizado como un aspecto de suma importancia para comprender la significación de muchos de los hechos violentos en los estadios, está la lectura de lo que los propios actores han dado en llamar “aguante”, que representa el bien simbólico por excelencia en torno al cual cobran sentido y se vuelven entonces inteligibles las prácticas sociales. Aquellos hinchas que sean poseedores de “aguante”, porque se la “bancan” y “aguantan siempre” en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia, estarán situados en la cúspide de la estratificación social de esta cultura particular. Pero sucede que “el aguante” se adquiere (no exclusivamente) en los enfrentamientos y peleas con miembros de otras hinchadas y agentes pertenecientes a las fuerzas de seguridad.

Hinchadas apunta principalmente a concluir que la violencia en el fútbol tiene sentido para esa cultura, que estos hechos que se suceden cotidianamente; como las pelas, emboscadas, tirar piedras, insultar, amenazar, agraviar con gritos y cánticos, expresan una racionalidad que seguramente el resto de la sociedad no logra comprender porque no son sus parámetros de organización, y entonces juzga a los hinchas como personajes “peligrosos” e “irracionales”, Y lo que es peor aun, actúa en consecuencia con políticas de seguridad que simplemente reprimen y como resultado reproducen y fomentan la violencia que supuestamente quieren combatir. Podría decirse, que en parte, tanta violencia en los estadios y sus adyacencias resulta de la falta de comprensión y eso es algo que solo puede lograrse desde la problematización científica, como lo propone Hinchadas que por este aspecto resulta un libro sumamente valioso, porque trata de comprender a los hinchas y sus prácticas de un modo más profundo y realista.

     
     

4 comentarios

  1. El tema de las hinchadas y las barras bravas es todo un mundo nuevo a que se enfrenta la antropología, siendo quizá la disciplina más adecuada para su comprensión. Felicitaciones a los autores del libro.

    César, estudiante antropologia UACH, Chile

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