El Períodico.com (Catalunya)
Un grupo de arqueólogos han hallado cerca de la capital mexicana un entierro con 24 niños de más de 1.000 años de antigüedad, que podría tratarse de un sacrificio ritual, según ha informado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El descubrimiento se ha producido en la zona arqueológica de Tula, situada en el estado mexicano de Hidalgo (centro), y podría tratarse de una ofrenda al dios de la lluvia Tlaloc, según el arqueólogo Luis Gamboa Cabezas, responsable del hallazgo. «En los entierros encontramos figurillas relacionadas con esta deidad, y la forma en que estaban dispuestos, con la cara al sol, estaba relacionada con los ciclos de la lluvia», ha dicho el experto.
Personaje mitológico
Gamboa Cabezas ha explicado que los restos de los niños fueron localizados en marzo pasado en un espacio de apenas cuatro por cuatro metros, alrededor de un altar coronado con una cabeza de Chac-mol, otro personaje mitológico prehispánico relacionado con la fertilidad, y con los restos semicalcinados de otro niño. Este podría ser de sexo femenino, pues entre sus ofrendas se encontraron unos malacates, instrumentos que servían para hilar, vinculados a la mujer.
Este entierro, fechado entre el 950 y el 1150 después de Cristo se suma a los 35 localizados el año pasado en las obras que se realizan para una carretera a escasos cinco kilómetros del sitio arqueológico.
Descubrimiento fortuito
El especialista ha dicho que este entierro es significativo porque cambia la visión que se tenía de los toltecas prehispánicos como una cultura pacífica. Gamboa Cabezas ha aventurado que los niños sacrificados podrían haber sido traídos de otra región, de la que hoy se conoce como estado de México, y que circunda la capital, por el tipo de vasijas del enterramiento.
Los restos presentan rastros de que los cuerpos fueron degollados y desmembrados. El descubrimiento se ha producido de manera fortuita por trabajadores que han localizado una vasija a 200 metros de la zona arqueológica de Tula, ante lo que han dado parte al INAH.
En el lugar se han hallado un gran número de vasijas, piedras de molienda, lápidas grabadas y pendientes, entre otras piezas. La zona arqueológica de Tula es la más importante de la cultura tolteca y floreció entre el año 650 y el 1150 de nuestra era. Se caracteriza por sus atlantes, esculturas monumentales de guerreros de 4,8 metros en lo alto del edificio.