Hoy on Line (Ecuador)
Del 6 al 10 de noviembre se celebró el II Congreso Ecuatoriano de Antropología y Arqueología. Ha sido un período de reflexión, pleno de eclecticismo y ruptura de paradigmas, pero también consciente de las limitaciones de las teorías tradicionales para explicar la sociedad y la cultura.
Tiende a desaparecer el complejo que construyó un imaginario “neoexótico” de los indios, considerados per se como ajenos a la maldad, solidarios, devotos ecologistas, receptáculos museales de la sabiduría andina. Esta “indiología idealizada” ha abandonado al “indio-folclor” y lo ha sustituido por el actor político, frustrado ya como “señor gobierno”. Se evidencia que la Antropología, como “ciencia social de las diversidades”, propone hoy una conciencia de ciudadanía, que construya una universalidad no homogénea, pero sin diferencias excluyentes y sin reivindicaciones de particularismos fundamentalistas. Los temas clásicos han sido sustituidos en la Antropología ecuatoriana por los problemas de las culturas híbridas y sus retos ante la modernidad y la globalización. Son las generaciones jóvenes quienes demuestran su iniciativa, al hacer de la Antropología una reflexión científica abierta, cada vez más emancipada de fundamentalismos étnicos, corporativos y políticos.
Las nuevas perspectivas antropológicas van desde el medio ambiente y la construcción de identidades colectivas, hasta paradigmas simbólicos, en medio de una amplia gama de influjos teóricos. La Arqueología, por su parte, aparece más productiva e intelectualmente más desafiante, pues sus temáticas no se reducen a la pura descripción de materiales culturales. Un diálogo intercultural incluye la apertura a nuevas teorías generadas en la metrópoli, pero también la domesticación de las mismas. Este “momento etnográfico de las Ciencias Humanas” (Marcus y Fisher, 2000) nos deja retos y perplejidades.